Las repúblicas soviéticas jugaron un papel importante en la disolución de la Unión Soviética. Bajo la presidencia de Mijaíl Gorbachov, las políticas de glásnost y perestroika fueron diseñadas con el objeto manifiesto de modernizar el país. Sin embargo, uno de sus inmediatos efectos fue el incremento del poder hacia las repúblicas.
En primer lugar, la liberalización política permitió a los gobiernos de las repúblicas hacer proselitismo invocando el multipartidismo, el nacionalismo y otras temáticas contrarias a lo sostenido por el poder soviético. Adicionalmente, los cambios en la dirección política dieron lugar a fracturas dentro del mismo Partido Comunista, lo cual redujo el poder efectivo de la administración central. La perestroika, por su parte, llevó a una gran descentralización de la economía, que comenzó a ser privatizada y controlada por los gobiernos regionales antes que por los órganos centrales de planificación.Las políticas de Gorbachov no siguieron el rumbo esperado y en 1991 la Unión Soviética se disolvió ante la secesión de sus repúblicas. Gorbachov llegó a proponer la creación de un nuevo Tratado de la Unión que dejaría al gobierno central sólo los asuntos de defensa y política exterior con tal de mantener unidas a las repúblicas, pero no tuvo éxito ante la negativa de los gobiernos locales. Cada una de las repúblicas se convirtió en estado independiente, aunque 12 de las 15 existentes al momento del desmembramiento de la Unión conformaron la Comunidad de Estados Independientes
En primer lugar, la liberalización política permitió a los gobiernos de las repúblicas hacer proselitismo invocando el multipartidismo, el nacionalismo y otras temáticas contrarias a lo sostenido por el poder soviético. Adicionalmente, los cambios en la dirección política dieron lugar a fracturas dentro del mismo Partido Comunista, lo cual redujo el poder efectivo de la administración central. La perestroika, por su parte, llevó a una gran descentralización de la economía, que comenzó a ser privatizada y controlada por los gobiernos regionales antes que por los órganos centrales de planificación.Las políticas de Gorbachov no siguieron el rumbo esperado y en 1991 la Unión Soviética se disolvió ante la secesión de sus repúblicas. Gorbachov llegó a proponer la creación de un nuevo Tratado de la Unión que dejaría al gobierno central sólo los asuntos de defensa y política exterior con tal de mantener unidas a las repúblicas, pero no tuvo éxito ante la negativa de los gobiernos locales. Cada una de las repúblicas se convirtió en estado independiente, aunque 12 de las 15 existentes al momento del desmembramiento de la Unión conformaron la Comunidad de Estados Independientes
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